Desde hace 20 años, existe en México el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (CONOCER), entidad gubernamental que cada vez ha ganado más relevancia debido a la exigencia de desarrollar individuos con educación más competitiva y que puedan dar resultados en empresas de talla internacional. El inconveniente a lo largo de los años ha sido la resistencia para modificar paradigmas, creencias y el sistema en marcha que controla la educación.
La globalización ha demandado la evolución de los sistemas educativos en el mundo debido a que ya es normal ver instaladas en los distintos giros (industrial, comercio y servicios) empresas de capital extranjero que llegan a brindar cientos de miles de empleos en México. Sin embargo, el reto principal es poder desarrollar profesionistas que cumplan con los requisitos de los perfiles de puestos que estas empresas exigen, mismos que señalan muy específicamente las competencias necesarias para ejecutar sus funciones.
Es por lo anterior que en este espacio trataré el tema de la importancia del enfoque de competencias en el campo laboral y lo fundamental que es ejecutar el proceso de evaluación de competencias bajo la normatividad del CONOCER y el Organismo Certificador.
La importancia del enfoque de competencias en el campo laboral
Hoy en día, el proceso natural de la educación requiere que las personas estudien alrededor de 20 años para poder obtener oportunidades laborales en donde pongan a prueba lo aprendido y, además, se desarrollen en el área de especialidad que escogieron al decidir estudiar una carrera universitaria.
Está comprobado que el conocimiento adquirido en universidades no garantiza que la persona podrá resolver problemas en el campo laboral, pues la parte teórica dista mucho de la realidad. No digo que no sirva, pero creo que la información y enseñanza recibidas en el esquema tradicional de educación ya no son suficientes para que la persona reciba las mismas oportunidades que existían para generaciones anteriores. Ahora somos más personas y, además, un gran porcentaje de la población se ha interesado por especializarse y desarrollarse en distintos campos.
Es irónico que las empresas, al postular vacantes, soliciten personas con varios años de experiencia en funciones, filtro que deja sin oportunidad a los recién graduados con estudios universitarios. Aquí es donde vemos una desalineación total entre el sistema educativo y las exigencias de las empresas: las empresas solicitan personas que sepan actuar en funciones y que sean competentes, es decir, que demuestren en la práctica que tienen el conocimiento, la destreza, la habilidad y, sobre todo, las actitudes, hábitos y valores para resolver los retos y problemas que se presenten.
Si bien pudiera sonar lógico que el sistema educativo migre a un método que desarrolle personas competentes, lo más complicado es que, para aprender el enfoque por competencias, se debe contar con alguien que facilite y que sea competente en lo que enseña.
Por otro lado, existe una enorme oportunidad en México debido a que en el campo laboral los profesionistas se siguen desarrollando y especializando, sin embargo, en su mayoría lo hacen a través de educación informal. Esto quiere decir que reciben capacitación y entrenamiento, pero no acreditación oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública. Esta oportunidad la resumo en cuatro puntos clave:
La importancia de ejecutar el proceso de evaluación de competencias
Ya hemos destacado que el paso de enseñar y desarrollar competencias en el campo laboral es de vital importancia, pero un sistema que evalúe y certifique las mismas es aún más importante. Esto es lo que dará toda credibilidad al proceso de enseñanza y, sobre todo, efectividad en las funciones de desempeño de las personas certificadas.
El CONOCER ha desarrollado el proceso de evaluación de competencias más riguroso de nuestro país y ha podido acreditar a organismos certificadores para multiplicar esfuerzos y poder llegar a más personas. Además, este proceso es riguroso para todos los participantes, pues el aprobar dicha evaluación consiste en la demostración no solo del saber, sino saber hacer y saber ser, lo cual lleva a los estudiantes a un grado óptimo de competencia laboral.
El proceso consta de cuatro etapas:
Este proceso, al llevarse a cabo de manera ordenada y limpia, asegura que el evaluado reciba una atención especializada y profesional, a la par de garantizar que el juicio final de competencia será totalmente objetivo y razonable por parte del evaluador.
La persona que evalúa debe también estar preparada, específicamente en dos competencias: la de evaluar y la que se evaluará. De igual forma, además de ser competente, se pide al evaluador regirse por un código de ética establecido por el CONOCER que exige que el respeto, el profesionalismo y la honestidad sean siempre partícipes del proceso, por el bien de este y del usuario.
En conclusión, puedo afirmar con total seguridad que la educación en nuestro país ha evolucionado y existen instituciones profesionales que se encargan de promover su calidad y tienen la plataforma para desarrollar a todas las personas que estén interesadas en superarse.
El enfoque por competencias tiene muchos beneficios, ya que todas ellas tienen ya un estándar que describe lo necesario en conocimientos, desempeño y hábitos para poder lograr su grado de certificación. Existen ya en el Registro Nacional de Estándares de Competencias más de 1000, lo cual es motivador para todas aquellas personas que deseen acreditarse ante la Secretaría de Educación Pública.
Todo lo anterior es posible gracias al proceso tan riguroso que exige a los evaluadores estar preparados para su función y seguir paso a paso las indicaciones que el sistema les provee, el cual garantizará que los usuarios certificados hayan demostrado un nivel de competencia suficiente para operar de manera efectiva en sus espacios de trabajo.
Certificarse por competencias significa elevar la educación en México e impulsarlo a un desarrollo más rápido, sólido y, sobre todo, reconocido a nivel internacional.
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