Las sociedades mercantiles mexicanas se constituyen con los socios o accionistas que deciden celebrar el contrato social y, por ende, llevar a cabo sus aportaciones o inversiones al capital social de la sociedad. En muchas ocasiones, debido el aumento de las inversiones extranjeras en México, hay personas físicas o morales de nacionalidad extranjera que deciden formar parte de dichas sociedades mercantiles o, en su caso, constituirlas desde un inicio. Lo anterior ocasiona que la sociedad mercantil tenga inversión extranjera, situación que regula la Ley de inversión extranjera.
Es importante mencionar que existen otros supuestos en los cuales las personas físicas, morales e incluso fideicomisos pueden adquirir estas obligaciones, sin embargo, serán objeto de próximos artículos que podrás consultar muy pronto aquí.
Las sociedades antes mencionadas, además de las obligaciones, derechos y responsabilidad social con la que cuenta la propia persona moral o sus socios, accionistas o representantes, deben atender diversas obligaciones en materia de inversión extranjera.
El incumplimiento de estas obligaciones o llevarlas a cabo erróneamente por desconocer la forma y fondo del proceso adecuado para dar formal y puntual cumplimiento puede ocasionar multas, las cuales, además de ir acumulándose a través del tiempo y poder convertirse en un problema económico importante, también pueden constituir otros problemas muy graves para la empresa en diversas materias y ante distintas autoridades, las cuales pueden provocar incluso la disolución de la sociedad y, por ende, la pérdida de grandes cantidades de dinero o afectar el patrimonio de la sociedad.
Para evitar estas inconveniencias, se deben tomar en cuenta dos aspectos esenciales:
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