Inteligencia emocional: emociones vs. habilidades emocionales

La inteligencia emocional es un concepto que se ha estudiado desde hace muchos años en todo el mundo y ha cobrado un auge importante debido a que se ha demostrado que el buen o mal manejo de las emociones puede traer grandes beneficios o, por lo contrario, un desastre a nivel personal, profesional y organizacional.

Para la mayoría de las personas, las emociones son todas aquellas cosas que sentimos o que experimentamos en ciertos momentos de nuestra vida y en el 100% de las veces nos llevan a actuar de una forma predeterminada que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. Es esta predeterminación lo que “nos impide” modificar aquellas actitudes, hábitos y valores que no nos permiten cambiar para nuestro bienestar.

De hecho, emociones como la ira, la anticipación, confianza, tristeza, rechazo, sorpresa y miedo nacen como respuesta ante un evento de nuestro entorno, creando un pensamiento (idea) en nuestro cerebro, el cual produce una serie de neuroquímicos que nos provocan sentir algo y posteriormente nos llevan a una acción automática.

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Si seguimos mirando a las emociones como algo que solamente nace, nunca tendremos la oportunidad de cambiar, de mejorar aquellas emociones que nos producen resultados negativos en nuestra vida personal y profesional.

La función principal que tienen las habilidades emocionales antes mencionadas es la de sobrevivir.

Sé que te parece extraña esta idea, pero permíteme demostrártelo y para hacerlo, lo haré explicándolo con una de las habilidades emocionales que todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado: el miedo.

La mayoría de las personas pensamos que podemos sentir miedo casi por cualquier cosa, existen personas que tienen miedo a hablar en público, dejar su auto en la calle, hablar con el jefe, entablar una conversación de negocios, volar en un avión, inclusive hay personas que tienen miedo a la oscuridad.

Pero en realidad, la habilidad emocional del miedo sirve para sobrevivir, específicamente ante la embestida de un depredador que está a punto de matarnos.

Piensa en aquellas cosas que has dejado de hacer por sentir miedo, te puedo asegurar que habrá 2 o 3 proyectos inconclusos, pláticas pendientes, situaciones sin resolver ¿Verdad que sí?

Si estos asuntos hoy en día siguen sin resolverse quiero que te hagas la siguiente pregunta: ¿Mi vida está en peligro?

Te aseguro que la respuesta a esta pregunta será un rotundo NO. Y al tener esta respuesta, lo que estás experimentando no es miedo. Lo que realmente estás sintiendo es un apego a una situación, a una relación, a un objeto, incluso puedes estar experimentando apego al control.

Cada vez que te encuentres frente a una situación en la que crees sentir miedo, vuelve a hacerte la pregunta ¿Mi vida está en peligro?, si está en verdadero peligro, entonces lo que estás sintiendo es miedo verdadero, pero si, por el contrario, tu vida no está en peligro, lánzate a la aventura y con esto lograrás dar ese paso que tanto trabajo te había costado.

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¡Aprendamos juntos!

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