Durante mucho tiempo, el mundo corporativo se rigió bajo la idea de la diversificación, es decir, se creaban a menudo entidades nuevas dentro de una cadena productiva para que se encargaran de una fase específica del proceso o bien para sacar el mayor provecho fiscal derivado de alguna norma, exención o facilidad. Esto nos llevó a que muchos grupos empresariales hoy en día se encuentren altamente dispersos, conformados por más entidades de las que realmente podría necesitar para cumplir con sus objetivos empresariales.

¿Por qué es esto un problema?

El mundo ha cambiado, las autoridades fiscales a nivel internacional están recibiendo hoy en día golpes fuertes en materia de recaudación, viendo cómo ingresos acumulables y sujetos a imposición en alguna jurisdicción están siendo trasladados vía “precios de transferencia” hacia entidades en el extranjero, incluso a entidades localizadas en países denominados “paraísos fiscales”. Esto ha llamado su atención desde hace algún tiempo y no fue hasta hace unos años cuando realmente los países miembros de la OCDE y todos aquellos que han optado por apegarse a su marco inclusivo se han coordinado para lograr sellar las salidas y atacar las planificaciones fiscales agresivas.

Hoy en día, el contar con grupos de estructura compleja se podría convertir en una pesadilla para los contribuyentes, ya que se está turnando la carga de demostrar su necesidad al mismo contribuyente, es decir, que a través de reglas de presentación, declaraciones informativas y reportes especiales, las administraciones tributarias están obligando a los grupos a revelar la estructura general de su grupo empresarial, ubicando perfectamente a cada parte su rol en la cadena de valor, los ingresos generados por cada una de ellas e incluso las utilidades e impuestos efectivamente pagados en cada jurisdicción en la que opera el grupo.

Adicional a lo anterior, el grupo deberá describir las funciones, activos y riesgos asumidos por cada entidad que conforma en grupo, de tal manera que, si no lograra exponer una razón de negocio válida para cada una, podría poner en riesgo importante de ajuste recaudatorio al grupo empresarial.

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Es vital a estas alturas que los grupos empresariales autoauditen sus estructuras y validen que todas las entidades juegan un papel relevante, material y consistente con la creación de valor y no con la disminución de cargas fiscales y, si es necesario, reestructuras de manera ordenada, limpia y con un objetivo claro al grupo, generando escisiones, fusiones e inclusive liquidaciones de entidades que no conlleven a este objetivo.

En un mundo cambiante, las empresas deberán adaptarse y acoplarse a las nuevas reglas del juego, ya no es válido ampararse bajo lagunas fiscales, bajo empresas off-shore de papel u operar a través de empresas de subcontratación.

Lo único que podrá asegurar la tranquilidad del mundo empresarial será el apego a la norma y la búsqueda de beneficios reales, ya que, si todas las decisiones, crecimientos e inversiones se dirigen a la creación de valor y a la generación de nuevos mercados, difícilmente habrá cuestionamientos acerca de la materialidad y la veracidad de las operaciones llevadas a cabo por el grupo, ya que de manera intrínseca cada una de ellas contiene elementos con gran sentido económico.

 Precios de transferencia, revolucionado con el Plan BEPS de la OCDE, ha llegado para quedarse, para fortalecer las capacidades de auditoría y análisis de riesgo de las administraciones tributarias del mundo y es también tarea de todas las empresas conocer sus nuevas y constantemente más complejas obligaciones en esta materia.

Es deber de los directores de finanzas, gerentes regionales y equipos de asesoría fiscal que se encuentran en la organización el no tomar este tema a la ligera, el capacitarse y, sobre todo, anticiparse a eventuales revisiones.

Ahora es que hacemos la pregunta a todos ustedes, lectores, ¿qué tan tranquilos se encontrarían frente a una auditoría de precios de transferencia? Si la respuesta no es un definitivo “muy tranquilos”, entonces es momento de tomar cartas en el asunto, acercarse con expertos y reparar todos aquellos temas que puedan quedar al aire. El momento es hoy.

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