Incertidumbre en los Negocios ante la pandemia de COVID-19.

Los artículos que estamos leyendo en la prensa y en las revistas de negocios tienen algo en común; todos hablan de que la vida, y consecuentemente los negocios, no volverán a ser iguales una vez terminada y controlada la pandemia de COVID-19. De hecho, hasta este momento nadie ha logrado dilucidar el cómo darle un giro a este desenlace.

Bien, lo que ya tendríamos que haber realizado al día de hoy es ver hacia adentro y fuera de nuestro negocio. En la parte interna, debimos ya de haber evaluado cómo nos está afectando esta situación, a qué industria pertenecemos, en que área de los servicios nos encontramos, en que área del comercio estamos plantados, haber levantado un inventario de daños, tener identificadas las contingencias existentes y futuras (incluyendo el incumplimiento de contratos, los reclamos laborales y la cobertura de seguros de riesgo) haber replanteado el análisis de riesgos, considerando que dentro de la matriz de riesgos a ningún consultor o líder empresarial se le ocurrió visualizar el riesgo de una pandemia, los compromisos de deuda, tanto por pagar como por cobrar, las disponibilidades de efectivo y, en la parte externa, la cadena de proveedores, la locomoción, la seguridad, el apoyo bancario, el apoyo estatal, el pago de los impuestos, entre otros.

Una vez identificando lo anterior, debemos tomar decisiones que, en la situación actual, deberán ser en la mayoría de casos arriesgadas, principalmente para los negocios que no pertenecen al giro de los alimentos, la medicina, las bebidas, la limpieza, la agricultura, la telefonía o el internet.  

Dado el escenario actual, si a nuestro negocio no lo visualizamos dentro del grupo con posibilidad de continuar operando al día de hoy, como ejemplo de ello los negocios del espectáculo, del cine, el negocio inmobiliario, centros comerciales, o aquellos negocios que aglomeran gente, por mencionar unos pocos, habrá que aprovechar los recursos de financiamiento que están ofreciendo los distintos gobiernos y entidades internacionales, para estructurar otra actividad de negocios, hacer negociaciones, alianzas y fusiones para rescatar el patrimonio que hasta antes de esta contingencia se había venido constituyendo.

Así mismo, hay que estar atentos a las políticas e incentivos fiscales que cada Estado está desarrollando para impulsar la economía de sus países.

Como conclusión, en toda crisis económica hay ganadores y perdedores y dependerá de nuestra inventiva y el “olfato” que tengamos hacia con los negocios para arribar y concretar el mejor esquema que nos permita llevar a puerto seguro y bien resguardado nuestro patrimonio, para así poder continuar administrando el provenir de forma que se puedan mitigar y gestionar los riesgos que están afectado el desenvolvimiento de las actividades que, hasta antes de la pandemia, veníamos realizando de manera cotidiana.

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